(Desde aparejodefortuna) Una varada involuntaria nos va a suceder alguna vez en nuestra vida de navegantes. Es muy útil dominar una serie de técnicas que nos pueden ayudar a salir airosos de la situación.

La mayor parte de las ocasiones la varada involuntaria no acarrea consecuencias mayores, sobre todo si nos sucede con la marea creciente y en un fondo de fango o arena. Pero hay circunstancias que pueden hacer que la varada sea peligrosa para el barco o la tripulación. Una varada sobre fondo rocoso con marea decreciente se puede convertir en un trance como mínimo delicado.
El primer consejo por tanto es la planificación. El estudio de las mareas y de la carta de la zona por la que navegamos nos evitará no pocos disgustos.


Ahora bien, no siempre salen las cosas como uno las planifica. Los bajos arenosos se desplazan, las cartas pueden contener errores, exceso de confianza, rotura de material … Hay un sinfín de motivos que pueden acarrear una varada involuntaria.
1.Analizar la situación
Hay que conservar la calma. Si el skipper o patrón de la embarcación muestran nerviosismo, éste se multiplicará entre la tripulación que espera indicaciones claras y concisas ante una situación fuera de lo normal.
Hay muchas variables que pueden afectar a una varada involuntaria, y en consecuencia dictarán diferentes estrategias a seguir.
- Tipo del fondo
No es lo mismo varar sobre rocas, fango o arena. El tipo de fondo determinará el tipo de daño que puede sufrir la embarcación y además a las posibilidades del barco de poder salir de la situación. Siempre será preferible que la embarcación no sufra daños. Será menos peligroso varar en fondos blandos que duros. Pero una varada en un fondo fangoso que «atrapa» la quilla sin dejar rotar la embarcación y provoca un efecto de succión sobre el casco puede ser difícil de resolver. Sin embargo una varada sobre fondo rocoso, que no dañe la embarcación, puede permitir que una quilla corta o de bulbo pivote mejor sobre el fondo y facilitar la maniobra.
Veremos a lo largo de la entrada que no hay soluciones mágicas o recetas milagrosas que nos saquen del «lío», sino más bien técnicas que habrá que aplicar con criterio.
- Mareas
Al final la cuestión es cómo tener agua debajo de la quilla para poder salir navegando. Si la marea es creciente, las posibilidades de resolver la situación en un plazo de tiempo corto crecen. Si es decreciente, tendremos que esperar y probablemente tomar acciones para proteger la embarcación. Si hemos varado en marea alta, o en un lugar donde no hay mareas, el problema será más serio.
- Condiciones de viento y mar actuales, y previsión. Corrientes.
¿El viento y mar nos empujan más hacia el lugar donde hemos varado, o por el contrario favorecen que podamos salir? ¿Hay corrientes en la zona que podamos aprovechar? ¿La situación meteorológica va a permanecer como hasta ahora o va a sufrir variación?¿Cómo nos afectaría en tal caso, a favor o en contra?
El objetivo no es otro que evaluar nuestra situación real. La respuesta a estas preguntas determinará nuestras posibilidades, y si estas van a crecer o disminuir. Si el viento, oleaje o corriente nos hacen varar cada vez más hay que tomar decisiones con rapidez
- Estado y nivel de preparación de la tripulación
Si la varada se produce cuando navegamos con tripulación poco cualificada estaremos limitados en las técnicas que podremos aplicar. Del mismo modo, si la tripulación está agotada después de una larga navegada con mal tiempo, tendremos que descartar algunas alternativas.
- Medios con los que contamos
¿Motor operativo y potente? ¿Disponemos de auxiliar para poder ubicar un ancla pesada con algunos metros de cadena a cierta distancia de nuestra embarcación? ¿Winches robustos capaces de traccionar una parte del peso de la embarcación sobre el fondo?¿Remo largo para poder hacer fuerza desde la cubierta sobre el fondo? ¿Bombas con potencia suficiente para achicar agua en caso de haber sufrido algún tipo de daño?
Aunque pueda parecer un análisis muy largo, es algo que se puede hacer en pocos minutos. Merece la pena porque evitará tomar decisiones precipitadas, que dependiendo de las circunstancias, pueden complicar la situación o ser fatales.
Habiendo analizado la situación en detalle y con toda la calma que sea posible deberemos diseñar una estrategia.
2.Definir una estrategia
[1] Requerimos ayuda externa o no
Lo primero será determinar el nivel de riesgo para la tripulación y/o la embarcación. Por ejemplo, si hemos varado sobre fondo rocoso, hemos sufrido daños de consideración, o las condiciones de viento y mar son malas el riesgo será alto. Por contra, si hemos varado sobre arena, la marea está subiendo y el tiempo es bueno, el riesgo es bajo. Esta evaluación del riesgo es algo muy personal, que tiene que ver mucho con la experiencia.


Un riesgo alto implica que hay que intentar salir de la situación de varada con rapidez. Siempre prima la seguridad de la tripulación sobre la embarcación. Lo más inmediato es utilizar el motor si disponemos de él: si llevamos velas hay que arriarlas, engranar marcha atrás e intentar ganar profundidad en rumbo opuesto al que navegábamos cuando varamos. Hay que vigilar la temperatura del motor porque en ocasiones se puede bloquear la entrada de agua al circuito de refrigeración como consecuencia de la varada. No hay que forzar el motor, ya que en caso de inutilizarlo sólo habremos empeorado la situación.
Si no disponemos de motor y sólo de velas, en función de la dirección del viento podemos orientarlas para intentar ir hacia atrás (p.ej. con viento no muy fuerte por la proa, utilizando la mayor «a la contra»)
Si no logramos salir de la varada con el motor o las velas, es el momento de solicitar ayuda externa antes de seguir intentando salir de la varada. Puede ser desde pescadores que estén por la zona y se les pueda hacer señales, a otras embarcaciones de recreo. No hay que dudar en usar la radio VHF. En caso que en la zona haya servicio de salvamento marítimo, hay que notificar nuestra situación y solicitar ayuda.


En caso de recibir ayuda no profesional, deberemos coordinar adecuadamente la maniobra bien por radio o por medio de señales. Un remolque en malas condiciones de viento y mar o cerca de la costa no es algo sencillo, y hay que evitar complicar la situación con una segunda embarcación varada y en peligro. Si se opta por un remolque, tiene que ser posible zafarnos del cabo de remolque rápidamente en caso de necesidad.
En caso de no poder recibir ayuda externa, el objetivo será conseguir por nuestros propios medios que haya agua bajo nuestra quilla, aplicando las técnicas que veremos más adelante.
Salvo que la situación sea de riesgo bajo, mi recomendación es intentar contar con ayuda externa cuanto antes. La intervención externa siempre agradecerá actuar antes de que la situación sea comprometida.
Cuando la situación sea de riesgo bajo, intentaremos primero resolver nosotros el problema antes de contar con ayuda externa. Hay que evitar comprometer a otros (su tiempo, sus recursos, sus embarcaciones) si no es necesario. Puede que si estamos en un lugar remoto, no nos quede otra opción que ser autónomos.
[2] Interesa actuar ahora o esperar
No siempre lo mejor es la actuación inmediata. Un ejemplo típico es varar con marea decreciente. Como veremos más adelante en las técnicas, nos puede interesar fijar la posición del barco con anclas, proteger y esperar.


En zonas con amplitud de marea relevante es imprescindible conocer con bastante precisión las pleamares y bajamares previstas.
[3] Vías de escape a nuestro alrededor
Aparte del rumbo opuesto al que navegábamos al embarrancar, es interesante explorar la posibilidad de otros rumbos que nos permitan salir de la varada. Pudiera ser que estuviéramos sobre un brazo arenoso estrecho que posibilitara la salida en marcha avante.
[4] ¿Cómo vamos a conseguir agua por debajo de la quilla
Aquí hay multitud de formas de hacerlo, y la técnica a aplicar dependerá de muchos factores como pueden ser: tipo de quilla de la embarcación (quilla corrida, de torpedo, trapezoidal, etc), medios de propulsión (uno o dos motores, motor de proa, velas, etc.), eslora de la embarcación, tripulación, meteorología, existencia o no de mareas y un largo etcétera.
[5] ¿Qué vamos a hacer una vez tengamos agua bajo la quilla?
Si tenemos la suerte de conseguir liberarnos del fondo, toda la tripulación tiene que tener muy claro lo que tiene que hacer acto seguido. Quizá tengamos muy poco tiempo antes de volver a varar.
3.Técnicas para aligerar/desplazar pesos o generar rotaciones sobre la quilla.
Simplificando al máximo la resolución del problema de la varada, hay que conseguir agua por debajo de la quilla. Esto se va a producir por 2 motivos:
- Porque suba la marea
- Porque reduzcamos nuestro calado
Adicionalmente, puede ser que antes de poder salir navegando en el rumbo donde tengamos fondo suficiente, necesitemos girar la embarcación sobre sí misma.
3.1 Aprovechar la subida de la marea
Lo más sencillo es que la marea esté subiendo, ya que la espera será menor. Si la marea está bajando se puede dar el caso que el casco quede temporalmente apoyado sobre el fondo. Será importante protegerlo si por el tipo de fondo puede recibir daños.
Siempre que la mejor estrategia sea esperar, nos puede interesar evitar el desplazamiento del barco. La forma de conseguirlo es situando anclas en diferentes posiciones. Esto va a depender mucho de las condiciones de viento y mar. Tendremos que utilizar la embarcación auxiliar o dinghy, En ningún caso pondremos en riesgo a un tripulante encomendándole esta labor salvo que la situación pueda devenir en catástrofe para el resto de la tripulación si no se actúa de esta forma.


3.2 Reducción de calado
La forma más sencilla de reducir el calado es reducir peso. Es una decisión bastante drástica, pero muchas veces llevamos a bordo multitud de equipamiento o repuestos que no son imprescindibles (por no decir inútiles)
Por otra parte por la forma que tiene la carena y los apéndices de la embarcación bajo la línea de flotación (timones, quilla o quillas), no siempre «exponemos» al mar todo el calado de una embarcación. Por ejemplo cuando navegamos a vela en ceñida o de bolina el barco escora: la quilla del barco se eleva como consecuencia de la fuerza del viento sobre las velas.
Esto ya nos da una pista de cómo conseguir variar el calado (llamémosle «efectivo» para entendernos) de una embarcación. Deberemos escorarla lateralmente o longitudinalmente.
- Escora lateral
Desplazaremos los pesos a una banda u otra según nos convenga. En embarcaciones a vela, podemos utilizar la botavara para hacer mayor fuerza, colgando pesos de su extremo o incluso tripulantes subidos sobre la misma botavara (siempre valorando el riesgo para no agravar la situación)
Esta acción provoca que la quilla se eleve hacia la banda contraria. En cuanto notemos que el barco se libera del fondo, hay que poner en marcha las acciones que previamente habremos acordado con la tripulación para retomar la navegación.


- Escora longitudinal
Desplazaremos en este caso los pesos (objetos y/o tripulación) a proa o a popa según nos convenga. Esta maniobra es más útil en embarcaciones con quillas largas, que suelen ser menos profundas en la proa que en la popa.
3.3 Rotaciones sobre la quilla
En muchas ocasiones vamos a tener que salir de la varada en un rumbo distinto al que traíamos en el momento del percance. Esta rotación la podremos efectuar con medios de propulsión o mediante tracción.
- Medios de propulsión
Si disponemos de motor, intentaremos el giro con golpes de gas intensos, sucesivos, pero de corta duración (ráfagas). Hay que evitar empeorar la situación o dañar la embarcación, y de esta forma podemos intentar el giro haciendo pequeñas correcciones.
Si sólo disponemos de velas, tenemos que entender bien el efecto de giro sobre la quilla que produce el viento sobre las velas de proa y de popa. Si el viento nos empuja hacia la costa en la que hemos varado, es probable que tengamos que usar el recurso de traccionar la embarcación.


- Tracción
Ya lo hemos mencionado anteriormente. Se basa en ubicar anclas en puntos alejados del barco, en la dirección desde la que necesitamos la tracción. También podemos aprovechar rocas en el mar o en la costa. Cualquier punto que nos permita hacer firme un cabo o cadena será bueno para nuestro objetivo.
Para traccionar utilizaremos los winches de la embarcación. Tenemos que ser conscientes de las fuerzas elevadas que se van a generar. Hay que asegurar que los cabos pasan por puntos suficientemente fuertes que puedan soportar una tensión elevada. La tripulación también debe estar al tanto de la maniobra para prevenir accidentes.
Para terminar, puede haber una situación donde no debamos intentar ninguna maniobra y únicamente solicitar ayuda. Si la embarcación ha sufrido daños de consideración, puede que salgamos de la varada pero no seamos capaces de mantenerla a flote. En este caso lo único que conseguiríamos es complicar aún más nuestra situación.
Conclusiones
Dicen que el que no ha varado nunca es que ha navegado poco. No es desde luego algo habitual, pero tenemos que estar preparados para cuando nos encontremos con la situación.
Como patrones o skippers tendremos que mantener la cabeza fría para analizar nuestra situación, definir una estrategia de salida y combinar una serie de técnicas que nos separen del fondo y nos posibiliten retomar la navegación.
No hay que dudar en solicitar ayuda, si la situación presenta riesgo para el barco y/o la tripulación, y mejor antes que después.