A vueltas con los sueños. (parte 6)

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El día de salida

A las 9 de la mañana me despierto y veo que estoy solo en el barco, todos han salido ya para el desayuno, y otras tareas de última hora. Tras vestirme salgo del barco y veo en el bar a un gran grupo de amigos que están debatiendo detalles de última hora, olas, viento, borrasca cercana, orcas, etc. Entre ellos distingo a la pareja de guardias civiles que conocimos en la boda, Carlos y Jorge y, claro, Paco que maneja los tiempos y temas de debate. No veo a Alicia y Javier que supongo están haciendo últimas compras o recados personales.

Ya tenemos la pancarta del supermercado instalada en el pantalán, a nuestra popa.

Me acerco lentamente y varios marineros, junto a Mario y Manuel, me dan la bienvenida.

-Se acabaron las prácticas amigo, es el momento esperado “por todos”, y muy emocionante. ¿Un poco de vértigo? Me pregunta Mario.

-No quiero pensar en eso, estoy muy ilusionado, tenemos un equipo bueno, el AYO está equipado, y en unos días estaremos en un clima tropical, lo cual es TODO deseable. Solo me entristece dejar a todos los amigos que hemos hecho en este tiempo. Solo por esta experiencia volvería a hacerlo. ¿Vértigo? ¡SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!, pero se me pasará cuando salgamos.

Tomamos unas cervezas brindando de nuevo, y el ambiente se relaja. Al darme la vuelta veo el espectáculo, se ha llenado el pantalán de gente, los navegantes del barco atacado por las orcas, UNA BANDA DE MUSICA con 6 músicos, UN COLEGIO con más de 20 adolescentes, tres vehículos de la Policía local, y cuatro fotógrafos que parecen de los medios de Cádiz, eso además de decenas de mirones que probablemente no saben que va a suceder, aunque algo pasará, seguro.

Alicia y Javier aparecen detrás de la muchedumbre con globos de diferentes colores, y saltando alegres. Los acompañan tres hombres y una mujer. Mario me indica que es el alcalde de Cádiz y su sequito.

A las once y media están ya todos a bordo menos yo, los globos en popa preparados para ser soltados a nuestra salida. Carlos y Jorge risueños casi sintiéndose del equipo y hablando con los nuevos reporteros que se han apuntado a la salida. Mario conmigo, junto al alcalde, que se interesa AHORA, por la travesía y los retos a los que nos enfrentamos, sonriendo ante las cámaras de los fotógrafos.

-¡HEEEEEEEE! Aparece Gille desde el inicio del pantalán con varios collares de flores y una bolsa.

Saltan todos al pantalán y la abrazan, “CHUERTE cabrones”, es la expresión que pretende animarnos. Coloca un collar a cada uno de nosotros, y nos entrega la bolsa que lleva, según ella, bocadillos para los primeros días, todos ellos llenos de buenos manjares y bendiciones (traducción aproximada de Manuel), además, Manuel ha incluido diez libros de navegación, para que no nos aburramos. Esto es perfecto, ya que esperamos tener muchos ratos libres para lectura y películas que llevamos en el PC.

Besos, abrazos por doquier, y todos subimos al AYO.

12:00 y decidimos empezar la maniobra de partida, la banda empieza a tocar, Javier, Alicia, Manuel, Gille llorán, los adolescentes saltan de alegría alzando las manos. -¡BUEN VIAJE! Los globos se elevan dando el tono festivo final.

El AYO parte rodeado de cariño e ilusión, y por tres barcos a motor y dos veleros que estaban esperando frente a nuestra proa, el viento del Oeste nos espera en la bocana, mientras todos saludan casi de forma exagerada.

A pocos metros de la bocana, nuestro capitán ordena izar la Mayor, y el logo de Manatu se despliega con gran vistosidad, si se de esta despedida, pido mucho más de patrocinio.

 Javier despliega la Génova, y el AYO surca las primeras olas de forma serena y estable. La música se pierde entre el ruido de las olas y, poco a poco, perdemos de vista a la familia que nos ha adoptado estos meses.

Nos quedan 600 millas por delante, y un rato de nervios mientras esquivamos las orcas potenciales, así que hay que organizarnos para que seamos efectivos en este pequeño espacio, pero con posibles riesgos. Paco propone que hagamos un plan estructurando de responsabilidades.

– Si me permitís, sugiero que hagamos una distribución de tareas, Alicia parece que ya estará muy atareada con la documentación que tiene que preparar, tanto para los promotores, como en Instagram y Facebook, la cocina la vamos a ir rotando, uno por día, hay que mantener un control de todo lo almacenado, y ver los consumos, llevar un registro de navegación y, si queremos pescar, también manejar esta tarea, y hacer guardias que nos permitan descansar a todos.

-Yo puedo hacerme cargo de la pesca, y del control de víveres, ya que se dónde está todo almacenado. Dice Javier.

-Alicia asiente, Si, yo voy a tener bastante lío con fotos y reportajes, espero que me ayudéis también con ideas y revisiones.

-A mí me gustaría ser un poco comodín, pero me encantaría poder ayudarte en la parte de diseño de rumbos y planificación, ya que luego estaremos solos para las siguientes etapas. Sugiero.

-Por supuesto, todos ayudamos en todo, y tomamos lo que hemos dicho bajo el control de Javier y Alicia. Si os parece, creamos un sistema de guardias de 3 horas por persona, rotatorio, donde, en ese tiempo, el que esté de guardia debe ser responsable de la navegación 100% independientemente de quién este al timón, él será el capitán y, por tanto, revisar todos los indicadores, rumbo, meteo, etc. También, al salir de guardia, llenará el libro de bitácora con el punto donde estamos (coordenadas), rumbo actual, condiciones de clima, incidencias, y comentarios relevantes de las tres horas pasadas, y también marcando en la carta física que tenemos, el punto donde nos encontramos al final de su guardia, de esta forma, ayudamos a Alicia para su documentación y, en caso de tener problemas con la electrónica, podríamos navegar por estima, teniendo esos datos.

-Voy a preparar una rutina de ejercicios para que nos mantengamos en forma en el AYO, cosas fáciles incluso para los torpes, pero que complementen las necesidades para salir andando tras la travesía ¿Alguien se apunta? Dice Alicia.

Levantamos la mano todos a la espera de que sorpresa nos puede dar esa rutina, aunque nos irá bien. Lecturas, películas, gimnasia, guardias, pesca, cocina, ser capitán…..parece que no nos aburriremos mucho.

-Bien muchachos, tenemos unas cuantas horas con riesgo de que nos visiten las amigas orcas. Yo hago la primera guardia empezando ahora, y alguno de vosotros se queda conmigo para ir echando un vistazo mientras todavía tengamos luz diurna. Dice Paco.

-OK, yo bajo a organizarme para mi primer envío, y ver que estructura le doy. Alicia desaparece bajo cubierta.

-Yo me quedo contigo y no pongo la caña de pescar, no sea que huelan estas orcas el cebo y nos hagan una visita. Comenta Javier.

-Pues yo prepararé el cuaderno de bitácora, y lo pondré junto a la carta, marcando el punto de salida. Desaparezco bajo cubierta.

A las tres hacemos cambio de guardia habiendo recorrido 15 millas, Javier toma la responsabilidad de capitán, y Paco nos enseña cómo ha rellenado la carta y el cuaderno.

Navegación tranquila, viento constante, olas largas y suaves propias del Atlántico, y buena temperatura para estas fechas, aunque para ir con algo de abrigo si estás en cubierta. No orcas de momento.

Ahora, menos Alicia, estamos todos en cubierta, como no, con unas cervecitas y recordando la espectacular despedida, ya con un poco de nostalgia de esos amigos que hemos dejado atrás.

-Es increíble como la vida puede cambiar en poco tiempo, hace unos meses éramos otras personas, con otros amigos, con un destino que no ilusionaba y ahora, me siento como renacido, ilusionado. No sé muy bien donde llegaremos ni como, pero eso es emocionante. Algunos piensan que todos tenemos un destino escrito, pero todo lo provocamos nosotros con nuestras decisiones, pienso yo.

Paco y Javier sonríen y, vuelven a brindar con esa lata patrocinada. Vemos nubes muy lejanas que probablemente afecten a nuestra primera puesta de sol, pero no esperamos problemas con ellas.

A las siete, ya conmigo en el timón, vemos que el sol va a ofrecernos su primera despedida en el océano, y llamamos a Alicia, que aparece en cubierta con dos gyn-tonic y una bolsa de patatas fritas.

-Javier, please, sube los otros dos que están en la mesa. Vamos a disfrutar del espectáculo. ¿Qué haríais sin mi?.

Sentados, con música ZEN acunada por olas y viento, disfrutamos callados del momento mágico. Alicia hace muchas fotos, la puesta de sol, la tripulación, la puesta de sol a través de una de las copas, entre las velas del AYO, desde la botavara, desde la proa. Las nubes han tenido también parte del protagonismo, dejaron una ventana por donde el sol luce brillante hasta la puesta total.

-Nadie debería irse a la cama, NUNCA, sin estos momentos especiales que celebran un maravilloso día, y en tan buena compañía, es la reflexión de Javier, que mira tiernamente a Alicia.

Aun con algo de luz, Javier, nuestro controlador de víveres, nos sube los super-bocatas de Gille.

Ponemos las luces de navegación, cambiamos la música por algo más animado, y disfrutamos de media baguete con pollo indonesio, brotes de soja y salsa irreconocible pero rica, acompañado, como no, de nuestra Manatu.

Al terminar el bocata le toca el turno de capitán a Alicia que ya ha visto como se documentan las diferentes guardias.

-A partir de ahora, todas las guardias nocturnas deben hacerse con salvavidas puesto, y el arnés listo para poder anclarse, si las cosas se ponen duras, dice Paco.

Alicia se coloca el salvavidas y arnés, revisa rumbo y se sienta con su cerveza.

-Creo que el viento está cambiando a Noroeste, y quizás deberíamos amollar un poco más las velas. ¿Qué opinas Paco?

-Para todos, sois buenos marineros y con bastante experiencia en navegación, si no hay riesgo, que cada uno, en su turno, haga lo que mejor crea, siempre que eso no implique desviaciones importantes de ruta, para lo cual debería existir un consenso. Y si hay riesgo en la maniobra, debe llamar a otro de nosotros, como mínimo, para que le eche una mano, y NUNCA hacerlo solo. Cero riesgos, aquí no hay otra ayuda que la que nosotros nos demos. ¿Entendido?

Alicia suelta ambas velas para que tomen el viento de forma adecuada, ahora por la aleta casi.

Paco y yo bajamos al interior, cada uno en un camarote, leyendo plácidamente, y Javier se queda hablando con Alicia. Ya nadie se acuerda de las orcas, aunque ahora tampoco las veríamos, así que las hemos eliminado de nuestras preocupaciones, que ahora son nulas.

Cuando me despierto, con la alarma de mi reloj, a las 5:45 am, me encuentro a Javier viendo una película en cubierta, con poco viento, y el barco navegando a 5 nudos de velocidad. Ha variado de nuevo el viento, y casi nos viene de popa, como las olas. Navegamos a un largo que es la manera más cómoda para dormir, y la que todos los NO NAVEGANTES creen que es la forma en que siempre van esos veleros que se anuncian, con sus propietarios relajados, mientras el sol se hace cómplice del momento, ya sea poniéndose o saliendo.

Empieza a clarear el día y en breve saldrá el sol, Javier decide quedarse conmigo un rato hasta que esto ocurra, mientras me cuenta su guardia.

-Es todo tan perfecto que todavía no me lo creo, las estrellas han sido un espectáculo único, e incluso he visto alguna fugaz. El AYO se ve seguro y plácido navegando, creo que nos agradece lo que hemos hecho por él, y seguro que nos protegerá de lo que pueda pasar.

Lentamente el sol ilumina el horizonte, con fuerza e incluso calor, que no se siente en la cara, pero si en el alma. Javier sube unas cervezas y lo disfrutamos haciendo de nuevo varias fotos.

-Bueno, pues me voy a la cama, que disfrutes la guardia.

A las 8 am aparecen delfines a mi estribor que rápidamente se ponen en la proa, anclo el arnés en la línea de vida y me acerco a proa para disfrutarlos mientras los grabo y fotografío. Algunos superan, en sus saltos, la altura del AYO. Son más de 10, y en ocasiones saltan a pares. Me han parecido siempre unos animales entrañables, aún más cuando profundizas en sus costumbres y habilidades, buscando una pareja y cuidando a sus crías de forma muy delicada, cazando en grupo, jugando y socializando con los humanos, donde he tenido la oportunidad de compartir unos minutos de algún buceo y con lenguaje propio que les permite, incluso, reconocer a otros miembros del grupo a lo largo de su vida, con capacidades de aprendizaje espectaculares.

Quedo extasiado unos minutos hasta que dan por finalizado su espectáculo por hoy. Vuelvo a la bañera y bajo a buscar algo para desayunar, en el mismo momento en que aparece Alicia con cara de sueño.

-¿Un cafecito?.

-Claro, muchas gracias. ¿Estamos parados?

-“casi”, vamos a 5 nudos, pero el AYO está en modo descanso, para sus inquilinos. Acabo de despedir a los delfines de las 8, ha sido una pasada.

-CABRON, habrías tenido que despertarme, me encantan, es decir, nos encantamos. A veces imito sus sonidos, y creo que me entienden ya que se pasan mucho tiempo conmigo cuando coincidimos.

-Prometido, el próximo día te despierto y los compartimos.

-He soñado que un pulpo gigante nos atacaba, “y se llevaba esas putas cervezas que me dejan casi sin sitio en mi camarote”. Tenemos cruasanes comprados ayer ¿Te apetece?

Subimos a cubierta con el desayuno. Ahora vemos en la distancia a un carguero. Subo la emisora y me identifico por el canal 16. No llevamos AIS que es un sistema que nos permitiría identificar al buque, pero espero que puedan oírnos,

-“Aquí AYO un velero navegando a su babor cerca de 5 millas delante de usted ¿”Me escuchan?” (en inglés)

-A los pocos segundos nos contestan muy amables. “Aquí MATEUS, carguero rumbo a Las Palmas, Buenos días AYO”

-Buenos días MATEUS, que buen día tenemos, me alegro de que tengamos un rato de compañía.

-Buenos días, de momento, esperamos tener una fiesta menos agradable en 24 horas, nosotros es probable que la evitemos, pero para un velero puede ser difícil no disfrutarlo, cuídense.

-Muchas gracias, lo tendremos en cuenta, buena travesía.

Nos miramos incrédulos. ¿Cómo puede ser que pasemos de este placentero viaje a una fiesta inesperada tan pronto? Alicia levanta los hombros mientras sigue con su cruasán.

-¿Me puedes ayudar para que me dé un baño? Me pide Alicia.

-Claro, ¿Qué quieres que haga?

-Simplemente amollamos más las velas para que pierda velocidad y yo salgo en la popa, atada a un cabo, y me pego un baño rápido…y de paso hago “lo que tengo que hacer”, pero prefiero esto que gastar agua de ducha, ya que el agua no nos sobrará. 

-“ Muy bien, pero solo si luego lo hago yo también”.

-Hay acuerdo, vamos.

Alicia va a buscar jabón y una toalla, se desnuda totalmente frente a mí, ata un cabo a su cintura, y baja por la escalera que ha deslizado por la popa, menos mal que no está Javier, “ya que habría tenido que socorrerle en su desmayo, al tiempo que vigilar el baño”.

Me siento vista a proa, y espero a que me indique que ha terminado.

-¡PERFECTO! Esto es empezar un día BIEN, sol, ducha fresca, buen desayuno, con el océano como fondo.

Hago lo mismo, sin que Alicia se inmute en absoluto, ni mientras lo hago, ni durante el baño, donde compartimos los comentarios de Javier sobre su guardia. Al final hemos usado apenas 5 o 6 litros de agua dulce desde la ducha, solo para quitarnos la sal.

A las 9:30 me despido de Alicia, no sin antes ajustar de nuevo las velas, y dejándola a cargo de nuestro destino.

Me despierto de nuevo a las 12. Todos están en cubierta, Paco y Javier hablando sobre la experiencia oceánica de Paco, Alicia en proa tomando el sol, en bolas, con un porrito y un libro.

Javier ha lanzado un hilo de pesca por popa, y lo ha atado al balcón con un cascabel y una goma para que nos avise si algo pica.

-Buen día socios. ¿Todo OK?

-Si señor un paseo, aunque esa nube amenaza con llegar hasta nosotros. Ya nos ha contado Alicia el parte del carguero con el que habéis hablado, y parece que tanto él como Mario, tenían razón.

-De momento, vamos a cambiar las velas y ponernos de popa total, en orejas de burro, es decir una vela a estribor y otra a babor, con este poco viento y ausencia de olas nos hará movernos más rápido. Comenta Paco.

-¿Orejas de burro?, en mi país somos más delicados y a esta estructura de velas la llamamos “alas de mariposa”, que ,me parece más acorde con la experiencia de navegar. Repica Alicia,

Nos ponemos a ello, mientras Alicia, ya en top-les, dice que ella se encarga hoy de la comida y baja al interior del barco. Sube a los pocos minutos con tres cervezas y un pequeño acompañamiento.

-Para que la espera sea más agradable. Pongo algo de música para este momento, y sigo con mi menú.

A raíz de tanta amabilidad, y belleza, surge la conversación sobre nuestras experiencias en pareja. Alicia parece una alucinación comparada con el matrimonio truncado de Paco, que casualmente lo fue por el mismo motivo que mi rotura de noviazgo.

-Éramos novios desde la Universidad, estábamos en el mismo hospital, y se interesó más por un cirujano al que le gustaba la aventura. Decía que yo moriría en el mismo lugar que había nacido, y que no tenía sangre para vivir intensamente. La amaba mucho, ahora tiene 2 hijos, ha engordado 20 kg, y se dedica a organizar actividades para bodas. Cuando sepa lo que estoy haciendo seguro que algo de envidia le daré.

Cuento yo mi historia y parece que esto nos une más, ya que me abraza con fuerza como para que me sienta bien tras ese trance.

Javier se posiciona. Por eso no me he casado yo, la rutina mata a las parejas y la pasión. Corta las iniciativas personales, ya que dependes de otra persona que no siempre estará de acuerdo, luego vienen los hijos, y volver a empezar, trabajo, cuidarles, educarles. Ya cuando crees que terminaste tu labor, se intentan largar de casa, pero no muy lejos para seguir contando con tu ayuda y, en estos tiempos, les cuesta independizarse del todo. Y cuando lo hacen, endosan los nietos a los abuelos que siguen jodidos con esa responsabilidad. “Ah, y si se divorcian, es posible que los abuelos hereden nietos y recobren el hijo o hija que había perdido, y que volverá a su habitación de adolescente”.

-Joder que mal rollo esto de tener pareja ¿No?, sale Alicia que ha podido captar las explicaciones de Javier. Ya está la pasta hecha. 90% de los problemas de pareja es de los hombres, pasáis de ser divertidos, protectores y aventureros a monótonos, aburridos y, a la larga con próstata, impotentes… ¿sigo?

Conozco a parejas que han tenido vida plena, las personas cambian, y cambiar juntos puede ser una pasada, mirar a Manuel y Gille…”o quizás esos van bien porque no tienen broncas ya que no se entienden”.

Javier añade. Quizás sí, pero hoy aun es más complicado, ya que se ha asumido que hay muchas formas de relación aceptadas, poliamor, parejas de hecho, parejas a secas etc. y muchos tipos de género, los anticuados heteros, y los nuevos binarios, no binarios, transexuales, bisexuales, asexuales, y no sé cuantos más. En la vida puedes tener más de una pareja, en función de tu evolución, y ser feliz con todas ellas.

-Y tú, Javier, ¿Cuantas parejas has tenido? Pregunta Alicia.

Y ahí termina el debate, con cara de circunstancias por parte de Javier.

La pasta de Alicia es exquisita, y ha hecho una cantidad para alimentar casi a todos los marinos del carguero que vimos por la mañana, va a estar presente en la cena y quizás también para el desayuno de mañana. El AYO, solito, va navegando hacia su destino mientras, al terminar la comida, y todavía bajo cubierta Alicia nos enseña el artículo que ha preparado sobre nuestra salida.

Nos sobresaltamos por un bandazo al que sigue un gran golpe de la botavara al pasar de una banda a otra, probablemente debido a una ola. Salimos todos a cubierta y vemos que el viento ha aumentado a 18 nudos, y ahora hay algunas olas que hacen que el barco sea más inestable, aunque el viento no ha cambiado de dirección y sigue en nuestra popa.

Volvemos a colocar la mayor en su banda original, y colocamos unas resistencias en cada vela que se llama retenidas, para que no puedan moverse de su banda. Las nubes se están acercando, y si parece que nos van a visitar en breve.

Ahora navegamos a 7 nudos, ha refrescado, y el mar está empezando a tener carácter. Javier y Paco se han ido para hacer una siesta, Paco en mi camarote, para que estuvieran más cómodos. Alicia sigue en cubierta bajo el antirrociones, y con su libro, el “Cazador de barcos”, una lectura divertida y obligada para aventureros.

-Tu Raúl, ¿Opinas como Javier? ¿Las parejas ya no son las de antes, para toda la vida?

-La verdad, parece idílico, pero sí creo que, con la independencia creciente, y muy deseable, de las mujeres, debe ser ahora más complicado, con más necesidades de esa complicidad equilibrada, aunque deberíamos estar abiertos a poder, como sucede en el mundo laboral, cambiar si esto es necesario o deseado por ambas partes. No sé, estoy aún muy dolido con mi experiencia, y un poco desilusionado por haber pensado que éramos felices, cuando no tuve la sensibilidad de darme cuenta qué, todo era falso. Ya no me meto en eso del poliamor, o las diferentes modas de género, “que me confunden y me generan estrés solo de pensarlo”.

-Yo dejé a mi novio, por celoso, sin motivos, y que quería controlar cada segundo de mi vida. Luego he descubierto mi sexualidad, ahora sé que soy bi, es decir, “puedo tener sexo con hombre, mujer, incluso creo que, con todos los otros géneros, binarios o no”. Pero diferencio sexo a complicidad perfecta, he tenido varias parejas, temporales, pero todos han terminado por aburrirme, aunque tengo muchos amigos entrañables y quiero seguir encontrándolos donde vaya. El día que encuentre mi media naranja, supongo que estableceremos nuestras reglas, y espero que nos llenen a ambos, pero necesito más un COMPLICE de vida, aunque eso no incluya sexo como punto de anclaje principal ni exclusivo.

Una racha de 27 nudos corta la reflexión de Alicia. Le lanzo un salvavidas a ella, y me coloco el mío.

-Preparémonos para poner algún rizo, veamos como avanza esto.

Paco y Javier salen a cubierta y observan el tono grisáceo del cielo.

-Bueno, esta es la otra cara de nuestro querido océano, que carácter tiene este chico, dice Paco con una leve sonrisa.

Ya todos con salvavidas empezamos la maniobra, Javier y Paco sueltan las retenidas, mientras Alicia se coloca en el mástil, viro el barco para dejarlo a la capa, y hacer así mejor la maniobra con un viento que sigue subiendo de intensidad. En un par de minutos hemos puesto dos rizos y volvemos a estar navegando empopados,

Ahora, aun con mucha menos vela, hemos aumentado la velocidad hasta 8 nudos. Nos quedamos todos en la bañera observando el cambio rápido de tiempo, el viento oscila entre 15 y 28 nudos.

Decidimos comer en la bañera, como no, espaguetis, a los que ahora Alicia a añadido algunas aceitunas para darle una nueva imagen diferente a los de ayer, eso sí, la cerveza sigue siendo la bebida oficial.

Unas grandes gotas de lluvia anuncian que es el principio de una navegación diferente. Las siguientes horas son una prueba de resistencia y habilidad, el AYO sube las olas de más de 6 metros que le sobrepasan desde la popa. Paco decide que lancemos tres largos cabos por la popa para frenar un poco este avance y, al mismo tiempo, ayuden a mantener la trayectoria evitando que el barco se cruce a una ola. También ponemos el motor en marcha, de momento al ralentí, por si hiciera falta su uso en una de las derivas.

A las 9 de la noche estamos un poco agobiados, y cansados, el viento sigue duro y ahora la lluvia arrecia, pero la buena noticia es que se mantiene estable en su fuerza y el AYO sigue un buen rumbo. Paco y Javier se van a intentar dormir un poco, y yo me quedo con Alicia para que tenga compañía en esta situación.

La noche ha sido complicada y en un par de ocasiones, de fuertes rachas y poca visibilidad, el AYO ha dado una vuelta de 360 grados, aunque con ayuda del motor se ha colocado rápidamente en su rumbo correcto, eso sí, con una habilidad importante del que estaba manejando el timón en ese momento, evitando quedarse del través en las olas y sin enredarse con los cabos que llevamos en popa.

Al mediodía del nuevo día parece que estamos saliendo del centro de la tormenta y el viento baja, también las olas, incluso se atisba unos rayos de sol que intermitentemente nos auguran mejores momentos. No cenamos ayer, ni hemos desayunado esta mañana y nos mantenemos a base de fruta, agua y cervezas, solo un café ha roto esta dieta a las 9 de la mañana, gracias a Paco.

Hemos dedicado parte de la mañana a reordenar todos los paquetes que se habían desplazado dentro del barco, ahora están apilados de forma anárquica, pero permiten que nos movamos con cierta soltura por el interior. Javier deberá reinventariar su lista con la nueva situación.

Javier ha recuperado lo que queda de su hilo de pesca, donde no hay cebo y apenas tiene un largo de 3 metros. Nadie se ha preocupado hasta ahora de este hilo que, por otra parte, hasta habría podido causarnos algún problema en la hélice. Ahora hemos detenido el motor ya que el peligro se ha reducido mucho.

Nos relajamos un poco ya que hemos analizado un parte recogido desde el teléfono satelital, y nos muestra unas condiciones mucho más estables, y sin cambios hasta Lanzarote. Javier ha decidido abrir un par de botes de garbanzos para hacer una ensalada fría con verduras, atún y huevos duros, que Alicia había preparado cuando el tiempo estaba más calmado. No nos suena a ningún manjar, pero nos alimentará con algo de proteínas y es fácil de hacer con el movimiento actual.

Al día siguiente ya hemos recuperado la paz y el sol, Alicia y yo nos hemos vuelto a bañar en el cambio de guardia y, por probar, Javier también ha decidido hacerlo con éxito. A las tres de la tarde, con un café y una tertulia alrededor del susto de esa primera tormenta, tenemos una nueva sorpresa que empieza al sonar el cascabel de pesca.

-TODOS PREPARADOS! Ha picado algo y hoy comeremos pescado fresco. Nos anima Javier mientras empieza a tirar del hilo.

-Por favor. Alicia, trae un cuchillo y la bolsa de rafia donde están las naranjas, Raúl échame una mano ordenando el hilo que voy recogiendo, Paco reduce la velocidad para que no se rompa el hilo por la tensión.

El AYO baja a tres nudos cuando Paco caza la Mayor para que pierda viento y suelta la Génova. Todos expectantes y Javier sigue recogiendo hilo despacio, incluso en algún momento soltándolo para destensar la presión que ejerce la resistencia del pez.

Después de 5 minutos empezamos a ver saltar a la pieza a unos 40 metros del barco, es GRANDE, y no es un atún, parece un Dorado. Al ver el tamaño, Javier decide detenerse por un rato y esperar que se canse. Ya todos estamos listos, bolsa, cuchillo y unos guantes que alguien deberá ponerse para coger un pez pesado y resbaladizo, si es que llega hasta la popa del barco.

Bajamos la escalera de popa y me eligen a mi para la delicada operación, con un arnés fijado en popa me posiciono para bajar por ella hasta mi cintura, con guantes, bolsa y cuchillo a mano.

Efectivamente es un Dorado de unos 70 cm, quizás con un peso alrededor de 30 kg, o sea, nada fácil de manipular desde un barco en movimiento.

Javier ha logrado acercarlo a la popa y ahora el pez se resiste a 50 cms del AYO. Está agotado, y cada vez más nos deja más momentos en que no se mueve, y que ofrecen una oportunidad para abordarlo. Todos dan ideas y órdenes, pero yo tengo una mano ocupada en el tope de la escalera y la otra me parece insuficiente.

Finalmente, Paco me dice que suelte la escalera y él se hace cargo de aguantarme desde el arnés a la altura de la presa. Dejo el cuchillo para que lo pongan en la bañera, y pido a Alicia que se acerque hasta la escalera, y que esté preparada para ayudarme con la bolsa una vez haya podido meter en ella al menos la mitad del bicho. La operación debe realizarse sincronizadamente, Javier tira y lo intenta levantar un poco fuera del agua, yo coloco la bolsa por detrás del pez, y doy uno de los lados de la bolsa a Alicia, entre los dos, tiramos de la bolsa, mientras Paco me mantiene volando con un pie en la escalera de popa.

TODOS A UNA Y…..perdemos la bolsa de rafia al enojarse el Dorado cuando intento agarrarlo, yo me hundo en el agua, y el Dorado desaparece de nuestra vista.

-Hay que joderse, yo pesco y los ayudantes pierden la pieza, dice Javier muy enfadado. Y ni siquiera hay fotos de la captura.

Nos reímos todos, y ya puestos, me quedo un rato en el agua rebajando mis pulsaciones.

-Con todos de nuevo en la bañera y el AYO navegando de nuevo a 7 nudos, decidimos hacer un plan más organizado para la próxima vez, de forma que no se nos escape la presa y que sea de menos riesgo. Paco recuerda que hay un bichero que puede usarse a modo de lanza, si lo unimos al cuchillo, para alcanzar al pez y reducirlo antes de intentar subirlo, solo en el caso de que sea, como este era, de un tamaño considerable. Una vez reducido, con los guantes, podemos arrastrarlo sin problemas hacia el barco.

 Javier ha lanzado de nuevo un anzuelo por popa, y sigue regañándonos mientras lo hace.

Ahora, con esta tranquilidad, volvemos a celebrar la puesta de sol y, ahora si podemos disfrutar todos juntos de otra visita, en este caso de calderones, una especie similar a los delfines, pero de mayor tamaño, que hoy no saltan tanto, pero que rodean al AYO por más de 20 minutos, pasando por debajo en ambas direcciones. Alicia hace un reportaje completo de la velada.

-No sabéis, con la movida de estos días, la cantidad de material que tengo para los reportajes. Comenta Alicia, y si Javier no vuelve a perder la pesca, también añadiré algo de sus habilidades.

Alicia nos cuenta que ha recibido un archivo con las portadas de nuestra salida desde Cádiz, aunque no es de mucho interés ya que hablan básicamente del alcalde y su presencia en el evento.

-También he creado una cuenta en Instagram y otro en Facebook, y ya tenemos 200 seguidores, lo cual no está mal. Carlos y Jorge también han publicado, en sus webs, nuestra salida de Cádiz y están muy contentos. Carlos está a la espera de que le digamos dónde, y cuántas cajas queremos recibir para el próximo tramo, jeje

La noche sirve para que todos volvamos a una rutina agradable y descansemos de nuevo. De momento no hemos hecho la tabla de gimnasia que Alicia ha preparado, pero no nos ha faltado nada de ejercicio, y seguimos con la amenaza de que, por la mañana, vamos a comenzar con ella.

Cuando amanece estamos a diez horas de nuestro destino final, es decir, llegaremos antes de anochecer si seguimos a este ritmo. Alicia llama, vía satelital, al puerto de Marina Rubicón, para asegurar que tenemos espacio a nuestra llegada. En esa marina dispondremos de todo lo necesario para abordar la siguiente etapa.

Hoy cocinará Paco y nos va a preparar un excelente menú con menestra y unos entrecots tamaño maxi, hemos hecho análisis de los consumos hasta la fecha y vemos que nos ha sobrado el 40% de agua, el 10% de cerveza, y nos queda comida, a excepción de la fruta y bollería de desayuno, para navegar 10 días más, como mínimo. Otra observación interesante es que apenas hemos usado ropa diferente durante la travesía, algo de abrigo y para la lluvia en los días peores, y a partir del cuarto día, pantalón corto y camiseta, casi todos con la misma muda, a excepción de Alicia que ha tenido diferentes looks en función de la hora del día, pijama por la mañana, bikini o top-les durante el día, y algo más abrigadita por la noche, eso sí, cada día diferente combinación. Ese análisis servirá para hacer el acopio adecuado de equipaje y víveres a partir de Lanzarote, y así optimizar espacios.

Al medio día, Alicia, sugiere empezar con su tabla de gimnasia, cuando estamos relajados con nuestras cervezas y una navegación a 6 nudos muy agradable. Aparece con unas gomas elásticas, un folio indicando repeticiones y mostrando cada ejercicio, donde se usan muchos elementos de cubierta, la proa para flexiones y sentadillas, las gomas elásticas ancladas en los obenques, uso del ancla de fortuna para triceps y bíceps en la bañera, etc. La miramos escépticos y Javier sugiere que en lugar de empezar hoy podríamos hacer un baño todos juntos, y aprovechar la temperatura agradable que tenemos en esos momentos, pero solo, con la condición de que seamos TODOS, INCLUIDO PACO, de lo contrario, los que no acepten, deberán hacer la tabla definida.

-OK, acepto, dice Paco, pero entonces lo hacemos con el barco parado, alguna defensa en popa para usarla como referencia, y por turnos de dos en dos, para evitar que se pueda ir el AYO solo.

Inmediatamente pone el barco a la capa, y el barco se detiene por completo, solo con una leve deriva que lo convierte en un flotador casi estático.

Estoy pensando en Javier y me gustará ver su reacción ante lo que puede suceder con el modo en que Alicia disfruta de su baño, así que sin complejos me quito toda la ropa y salto al agua. Alicia, que está en bikini, tampoco quiere que se le moje, así que también se lo quita y salta detrás mío.

-Bueno, Javier, ahora nos puedes pasar la defensa y bajar la escalera…por favor, digo desde el agua.

-Paco se ha cabreado- Esto no es en lo que quedamos, la escalera y defensa eran antes de saltar, en el océano no se puede arriesgar NADA. Me parece muy mal esta irresponsabilidad.

Pedimos perdón, mientras Javier todavía no ha reaccionado, y sigue perplejo mirándonos a ambos en el agua.

Paco coloca la escalera y Javier intenta decidir cuál es la mejor defensa, y a cuál cabo nos la atará, dando paseos por la bañera, y analizando detenidamente las 6 defensas iguales que están colocadas en el balcón de popa.

El barco se mueve muy poco y no hay problema en alcanzarlo en pocas brazadas, aunque ambos nos mantenemos en la defensa lanzada dejándonos llevar lentamente. La verdad es que Alicia es bonita y atlética, en contraste con la barriguita que tiene Javier o comparada conmigo que nunca he hecho mucho deporte, no me extraña que pueda tener los pretendientes que ella desee, siempre he pensado que eso de “ligar” es un término que acuñamos los hombres pero que nos han dejado adoptarlo las mujeres, que son LAS UNICAS, que deciden “con quién y cuando, se puede hacer qué”.

Después de un cuarto de hora decidimos dejar al resto de la tripulación que tenga su turno. Paco y Javier se preparan, ambos con traje de baño y Paco mostrando un cuerpo musculado y estético, aunque muy blanquito, ya que en ningún caso se ha quitado la camiseta durante el viaje. Subimos tranquilamente al barco y nos colocamos al sol en la bañera, dejando que el calorcito nos vaya secando, mientras ellos se lanzan al agua.

Javier se ha anclado en la defensa y ni siquiera mira al AYO, mientras Paco da la vuelta al barco nadando a buena velocidad. Alicia y yo nos ponemos la poca ropa que teníamos antes de bañarnos, Tras unos minutos ellos suben al barco, y nosotros recogemos los elementos de seguridad recuperando el rumbo de referencia.

Paco hace de cocinero y, con los entrecots en su punto, damos cuenta de la excelente comida. Javier sigue mudo y mirando a su aparejo de pesca.

A las 4 de la tarde vemos con nitidez las costas de Lanzarote y brindamos de nuevo por este primer tramo realizado, y más, por haber sobrevivido sin percances a la aventurilla de la tormenta. Paco reflexiona sobre las nulas averías del AYO durante esos días, a pesar de las duras condiciones que hemos soportado, lo cual es un muy buen augurio para el resto del viaje.

Un par de horas después estamos con cobertura en nuestros teléfonos, momento que aprovechamos para leer nuestros mensajes. Decenas de ellos relacionados con nuestros amigos de Cádiz, mostrando algunos artículos sobre nuestra salida, preocupados por la tormenta que nos acompañó, y pidiendo que demos señales de vida. Alicia nos pasa una selección de fotos, incluidas las de la comida de hoy brindando todos juntos, y las compartimos con ellos, con otra que muestra las costas de Lanzarote ya muy cerca.

Y a las 6:30 pm, estamos entrando al puerto donde nos indican el lugar de amarre en función de nuestra eslora, y tras pedirnos tiempo esperado de permanencia, que desconocemos de momento. Los marineros nos ayudan a amarrar, y nos sorprende que el comodoro está con ellos dándonos la bienvenida. Mario, al cual conoce, le llamó para anunciarle nuestra llegada y darle un poco de información de lo mucho que nos querían en el puerto de salida, se pone a nuestra disposición para lo que podamos necesitar.

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