
Recientes análisis muestran que el 82% de los accidentes marítimos son debidos a fallos humanos, 70% de ellos, en embarcaciones deportivas, parece que podrían asignarse a las maniobras dentro del puerto, si bien estas no revisten la gravedad de las que ocurren fuera de él.
El problema reside en la falta de experiencia de muchos tripulantes para enfrentarse a situaciones poco habituales, ya sea por cambios climáticos, marinos, de configuración y estructura del puerto o desconocimiento de las reacciones y potencial del barco que maniobran.
A esto se le une que muchos aficionados a la navegación apenas disfrutan de su pasión náutica durante algunas pocas semanas al año y esto no permite, en muchos casos, consolidar los conocimientos adquiridos.
El estrés que genera esa falta de confianza, unido al desconocimiento de las maniobras probadas hace que año tras año se sufran accidentes menores en los puertos que amargan la maravillosa experiencia de la navegación a vela. Cierto es que no debería salir del puerto nadie que no tenga los conocimientos adecuados para enfrentarse a los retos de una navegación con condiciones atmosféricas cambiantes, pero también lo es que muchos cruceristas reducen ese riesgo haciendo solo salidas a lugares cercanos a su puerto habitual, incluso ponderando muy bien las condiciones climáticas aptas para sus habilidades, aun así, los accidentes en los atraques siguen creando un malestar que solo se elimina con el conocimiento adecuado y las prácticas idóneas para ello. Es como si quisieras jugar al golf sin haber aprendido la técnica, jugarás, pero probablemente no conseguirás mejorar tu resultado y hasta es posible que te lesiones o lesiones a alguien.
No solo es un problema para el patrón, también lo es para muchas empresas del sector, aseguradoras, alquiler de barcos, los propios puertos que sufren las consecuencias.
¿Dónde empieza la solución? Obviamente debería empezar en la escuela náutica, seguido de unas prácticas adecuadas que, casi siempre, son insuficientes cuando se va en grupo y, por supuesto, herramientas que puedan aproximar la experiencia necesaria para luego abordar las maniobras reales en los puertos. Y es ahí, donde los simuladores de atraques y fondeos han evolucionado suficiente para apoyar a los nuevos navegantes.
No sólo permiten simular situaciones con un alto nivel de realismo, también explican de forma minuciosa cada maniobra y permiten adecuar cada simulación con situaciones y barcos diferentes, desde parámetros del barco como tipos de barco, eslora, manga, quilla, efectos de la hélice, de las palas de timón, etc. hasta cambiando situaciones y estructura del puerto, espejo de agua, vientos, corrientes, dimensiones y tipo de atraques etc.
El usuario de estos simuladores puede probar diferentes situaciones, repetir las simulaciones tantas veces como desee y, en condiciones climáticas cambiantes, identificar las reacciones del barco y cual es la que más se ajusta a sus preferencias ya que NUNCA hay una sola para conseguir una maniobra adecuada. De esta forma, los veteranos pueden descubrir nuevas maneras de abordar una situación, los novatos pueden entrenarse antes de efectuar sus prácticas reales en el puerto y aquellos que navegan de forma periódica intermitente, pueden repasar las maniobras antes de cada temporada, incluso antes de entrar en un puerto o fondeadero desconocido por sus estructuras.
También los simuladores pueden generar beneficios para las escuelas náuticas ya que permiten integrar en su formación una experiencia virtual que luego pondrán en práctica sobre el terreno, donde las explicaciones de cada maniobra puedan dar lugar a una práctica con repeticiones en el aula, o bien en casa repasando lo aprendido. Este conocimiento reduce la necesidad de explicaciones durante las prácticas reales y dará más confianza a los alumnos en el momento de abordarlas. Algunos simuladores actuales permiten incluso que la escuela diseñe sobre el simulador la estructura del puerto donde hacen las prácticas de forma regular con lo cual se disminuye también el estrés a lo desconocido en el momento de abordar las prácticas reales.
Las empresas de alquiler náutico también pueden beneficiarse es estas herramientas, ya que por su bajo costes (algunas son gratis y, las más profesionales pueden estar entre 20 y 40 euros con licencia indefinida), podrían ser entregadas con cada alquiler y antes de que el patrón llegue al puerto, permitiendo que practiquen previamente con el tipo de barco y atraques que van a disfrutar durante su experiencia náutica. El simulador permite también que esas prácticas sean compartidas por toda la tripulación que participara en la singladura.
Por supuesto, las empresas aseguradoras harían bien en recomendar el uso de este tipo de herramientas, lo cual reduciría de forma considerable los costes de estos accidentes portuarios.
Y hay otro tipo de organizaciones, como los Clubs Náuticos o entidades dedicadas a este deporte que podrían también incidir en la necesidad de aumentar los conocimientos a través de unas prácticas sin riesgo, donde todos salimos beneficiados y los menos expertos aumentan su nivel de confianza y placer al reducir el estrés que lleva consigo maniobrar en los atraques, repostajes o fondeos.
Como en otros sectores, los simuladores han llegado para quedarse y con la mejora de la tecnología es seguro que en el futuro lleguemos a un mayor realismo con el uso de 3D y realidad aumentada, pero, de momento, las nuevas versiones ya existentes nos ofrecen una excelente herramienta que todo patrón debería tener en sus manos. Recientemente he estado probando uno de ellos, de la empresa blue-2 que en breve estará disponible con la versión española. Su diseño, un mix entre teoría, demostraciones automáticas y simulación parametrizable hacen que sea muy instructivo, a la vez que divertido. Probar nuevas maniobras es posible sin arriesgar nuestro querido barco y repetir las mismas hace que nos sintamos más confiados en el momento de abordarlo en la realidad. Es un juego muy realista que aporta beneficios importantes. No lo dejéis de probar, os encantará.
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